El tren

Él siempre había querido conocer mundo y vivir la vida. Durante un tiempo acudía a la estación y cogía el primer tren que paraba sin preguntarse hacia dónde iba, pero un día decidió ir a la taquilla y preguntar a dónde iba el siguiente tren, cuánto tardaría en llegar, qué podría ver en la ciudad de destino y cuánto tardaría en volver a su ciudad. No le gustó nada de lo que le dijo la taquillera y prefirió quedarse en la estación viendo pasar trenes hasta que alguno le invitara a subir.

Cuando quiso darse cuenta, llevaba tanto tiempo esperando, que la estación había cambiado y el andén donde él esperaba se había convertido en una vía muerta.

Después de mucho tiempo allí sentado, viendo pasar la vida a su alrededor, un tren tuvo una avería y lo dejaron aparcado en las vías enfrente suyo.
Estuvo mucho tiempo mirando el tren y preguntándose si debía cogerlo o no. Sabía que algún día partiría y no tenía ni idea de hacia dónde iría, pero ese tren le atraía demasiado.
Poco tiempo después, arreglaron el tren y empezaron a dar avisos de que partiría en breve.
Carteles, luces, silbatos, guardias....todos le avisaban de que el tren se iba y de que si no se subía YA, el tren saldría sin él. Como deferencia hacia él, ya que era un viejo conocido de la estación, incluso le dieron el último aviso con nombres y apellidos, pero él seguía sin escucharlo. Hacía caso omiso a todos los avisos que le daban.
Al final, el tren partió.

"¿Pero qué es esto? nadie me ha avisado de que el tren saldría!!!" gritaba él, y empezó a correr, pero por mucho que corría, el tren iba cada vez más rápido.

Cuando el andén terminó y ya no pudo correr más, lo único que pudo hacer fue volver a su banco y esperar un segundo golpe de suerte. Que el tren volviera a averiarse y lo dejaran parado en la vía muerta.