Érase una vez que se era, una princesita inocente y virginal que con sus tiernos 18 añitos acompañaba a su mamá, la Reina, al mercado.
Empezó a fijarse en que los mercaderes tenían mucha labia y eran descarados, justo lo contrario a las enseñanzas de la Reina madre.
Ella descubrió que ese lenguaje y esa picardía de aquella forma de hablar, la atraía sobremanera.
Le encantaba acompañar cada viernes a la Reina para hacer las compras, y se quedaba mucho rato mirando de reojo al pollero, con su piel blanca y sus ojos azules, al carnicero con su pelo negro y ojos profundos, y se reía mucho con el pescadero, un señor de cierta edad al que le encantaba asustar a los niños achuchándoles pescados o crustáceos. La princesita nunca se asustaba, le encantaba tocar a los cangrejos y la Reina siempre le tenía que regañar por lo mucho que se acercaba al pescado.
Tras meses de observación y de estudio de la plebe que poblaba el mercado, la princesita fijó sus ojos en el frutero.
Parecía joven, pero por obligación debía ser mayor de edad...se supone que está prohibido trabajar si no lo eres, no? y sino, como mínimo tenía que tener 16 ó 17 años, edad con la que se dejaba de asistir a la escuela...Pero no. El problema fue, que para cuando ella lo averiguó, era demasiado tarde, ya estaba enamorada.
No era el primer zagal con el que tonteaba la princesa, pero fue del que nunca se olvidaría.
Las normas en el castillo eran muy estrictas. Hora de regreso y puente levadizo subido cuando aún se podía adivinar el último rayo del sol por el horizonte. La decencia y el qué dirán eran los escudos de armas de la familia real, y una princesa heredera, debía llevar la cabeza alta allá donde fuera, y eso tan sólo se conseguía con normas férreas y mentalidad clerical.
Pobre princesa....siempre vigilada con miles de ojos invisibles.
Sobra decir que la relación sentimental entre la princesa de sangre noble y el zagal, no estaba bien vista por la Reina, y las normas eran innegociables.
El zagal, conocedor de las reglas de palacio, ofrecía a la princesa numerosas vías de escape aunque siempre manteniendo la honradez y el decoro.
Hasta que un día de octubre, el zagal preparó una fiesta para celebrar su onomástica.
Fue a recoger a la princesa, y acordó con la Reina la hora de llegada.
Tras una tarde muy agradable entre juegos malabares, comedores de fuego y bailes, el zagal acompañó a la princesa de vuelta a palacio.
Y ese fue el momento, y no otro, elegido para el primer beso.
El zagal consiguió poner a la princesa con la espalda pegada a la pared del castillo. Ella, como no conocía aún los trucos del cortejo, se dejaba hacer. Él, comenzó a acercarse. La princesa sentía su corazón cada vez más alterado. El pulso le latía con fuerza y no podía quitar su mirada de aquellos labios que se acercaban más y más a los suyos. Intentaba huir, pero los brazos fuertes del zagal se lo impedían. No había escapatoria.
No era el primer beso que daba la princesa, pero lo que sí tuvo claro desde el principio, es que fue su primer beso de amor.
La princesa llegó a ser Reina, y muchos infantes de sangre real pasaron por su vida. Desde hace décadas que peina canas, pero entre los vagos recuerdos que le quedan de su vida, permanece inamovible aquel primer amor.
A menudo llama al zagal en sueños y cuando las cortesanas la sacan a pasear, siempre mira al solar donde décadas atrás estaba el mercado, y una gran sonrisa aparece en su boca, pero nadie le tiene en cuenta. Dicen que está enferma, que los años dañaron su memoria, pero el primer amor nunca se olvida.
Sí, ya sé que había prometido hablar de los beneficios del pescado azúl, pero entre mis neuronas se ha colado esto, y he sentido la necesidad de darle salida....
ResponderEliminarAnda que vaya una reina que no encontraba una corona :D
ResponderEliminarSi has entendido eso, MAripepi, es que me he expresado como el culo!!!!! joder...aún escribo peor de lo que pensaba....
ResponderEliminarNo, no soy rubia, por mucho que se me esté aclarando el pelo. Evidentemente no entendí eso ni nada por el estilo, intenté hacer una coña con el relato de la reina y con la noche que intentamos buscar en tu casa una corona, y después de mucho buscar encontramos una buena. Solo eso :d
ResponderEliminarentonces, me dejas más tranquila....de todas formas, queda demostrado que las mujeres somos complicadas
ResponderEliminarBueno, o eso o que tengo un sentido del humor peculiar.
ResponderEliminarBueno está claro que tu no eres, en este relato, ni la princesa ni la reina. Porque si tienes 37 años no puede hacer décadas que peinas canas.
ResponderEliminarAsí que dándole vueltas al coco, lo mismo es tu abuela y tu madre o quiza tu tía Charo.
Pero bueno sea quien sea, la verdad es que el cuento me ha gustado mucho. Escribes muy bien Maripili.
No tengo mas remedio que decirte una vez mas, nena tu vales mucho!!!.
Un beso
36, MArichus, no me pongas años de encima que se me caen más los senos de golpe!jajajaja
ResponderEliminarsi yo te contara porqué quiero tanto a mi tía....fliparías!
No, está claro que la del cuento no soy yo.
Gracias por tus piropos...si sigues así, dejaré de darte las gracias y ponerte una calle o una plaza
No hace falta que lo afirmes, si este bonito cuento te vino a la mente al pasar por el solar del mercado, sigue muy viva esa presencia en tí y lo mucho que la quieres.
ResponderEliminarHoy mi beso es más gordo y apretao maripelos!
Maripili escribes muy bien y me ha gustado mucho el cuento...
ResponderEliminarEres una cuenta-cuentos estupenda Maripili.
ResponderEliminarImaginación no te falta. Parece un homenaje a un ser querido.
Besos
vaya, gracias marisolete....la verdad es que estaba empezando a contaros lo del pescadero, y me salió esto...como suelen decir los escritores de verdad: el cuento se ha escrito sólo....ahora sólo tengo que desear la paz en el mundo y me nombrarán miss de algo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Andrea...guuuaaaauuuu me estoy emocionando!
MArirosa.....ahora sí que se me saltan las lágrimas de emoción....
ResponderEliminarMuchísimas gracias. No te imaginas lo que representa para mí que te haya gustado....
Ejem, ejem...ya estoy viendo la portada del siguiente libro de las niñas escritoras:
"Diana, la segunda parte y el misterio de los mocos pegados bajo la silla" escrito por....Marirosa, Maritina, y la nueva estrella: La maripili!!!!!!!
Vale, me ha quedado largo, pero ya limaremos pequeñas imperfecciones sin importancia....
jajajajjaja
Otra vez gracias, Marirosa.
Aclarada con lo del solar, ayer estaba espesita, pero te sigo mandando ese beso tan gordo.
ResponderEliminarA ver que pescaito rico nos vende tu pescadero;)
Preciosa historia real...
ResponderEliminarQUE ME LO QUITAN DE LAS MANOS SEÑORAAAAS!!! QUÉ FRESQUITO LO TENGO HOY!!!!!! EL JUREL, EL BACALAITO, LOS BOQUERONES!!! MIRE SEÑORA, MIRE QUÉ FRESQUITOOOOOO!!!!!
ResponderEliminarjajajaja solete....
¿Real, Rombo? lo dices por el linaje noble de las protagonistas, verdad? jijiji
Una entrada genial, de verdad
ResponderEliminarufff! gracias, guapísima!
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