Nuestros Fans

Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. Irving Yalom


La esperanza es desear que algo suceda,
la Fé es creer que va a suceder,
y la valentía es hacer que suceda.

jueves, 20 de febrero de 2014

Mi bar

Hoy en el programa de radio que escucho por las mañanas, han hablado de "mi bar". 
Los oyentes podíamos llamar o ponernos en contacto con ellos mediante otras vías para contar cuál es nuestro bar y por qué. Yo no he podido evitar acordarme del bar "el paleto" que estaba enfrente de mi casa y donde iba con mis padres a comer o a tomar una cerveza los miércoles. Allí tuve mi primer amigo, que era el hijo del dueño. Nos colábamos en el almacén y nos bebíamos a chupitos la botella de quina Santa Catalina. De más mayor, y sólo si me había portado bien, mi madre me dejaba tomarme una Shandy. 

También recuerdo el Yakarta, donde me llevaban mis padres a tomar berberechos, o el de los palominos, que ponían unas tostas con anchoas llamadas así y que estaban de muerte. 

He recordado el bar al que acompañaba a mi amiga Carol cuando estábamos en BUP a tomar churros mientras yo jugaba en una máquina de esas de 5 duros la partida. O el de la Codorniz, donde batimos todos los records de tetris existentes.

En el Margen me enrollé con el dueño. Un señor que me doblaba la edad, calvete, con perilla y gordote que me hacía sentir transgresora y sexy. Molaba un montón sentirme como una atractiva lolita mientras mi atleti del alma conseguía el histórico doblete.

También es legendario el Maype en Irún, donde terminábamos mis compañeros de trabajo y yo la jornada laboral los viernes mientras se terminaban de cargar los camiones.

Pero sin lugar a dudas, mi bar es el Arlequín, en carabanchel alto. 
Allí iba todos los jueves a escuchar los cuentacuentos. Ese bar fue testigo mudo de mi emancipación, de un flechazo amoroso, de mis mejores fiestas de cumpleaños...Pero no sólo de esto, también fue la primera vez que me sentí admitida en un grupo, importante, parte de algo. 
El Arlequín conoció a mis rolletes, a mis amigos, me acompañó en cervezas solitarias que intentaban ahogar un desamor, subió la música cuando él entró por su puerta, bajó las luces cuando me dio su primer beso, entonaba a Barry White cuando participé en un show de boys, se adornaba con telarañas en las contadas de miedo o de rojo en las eróticas, me servía mis Bud, me tentaba con chupitos de Jack y me enseñó lo que mejora una Coronita con un chorrito de tequila.

En el Arlequín mi edad psicológica alcanzó a la del DNI. Me enseñó la libertad, lo agradable que es la aceptación de la gente y que de mayor quiero ser la dueña de un bar con espectáculo.

¿Cuál sería vuestro bar?

jueves, 13 de febrero de 2014

a vueltas con los giros

Hoy me encuentro en una encrucijada entre lo psicológicamente correcto y lo que no. 
Tiene que ver con una "amiga". Ella se ha portado muy bien conmigo, apareció en el momento perfecto con las palabras adecuadas y me ha acompañado en un camino que va ya para.... 6 meses (he tenido que contarlos!!! HE TENIDO QUE CONTAAAARLOOOOOOS!!!!!!!!)
Luego ella me necesitó a mi y creo, que estuve a la altura, al menos, no recibí queja alguna.

Un par de meses de marear la perdiz después, ella conoce a alguien. El tiempo libre a solas que le reclamaba su ex y que ella no era capaz de encontrar y por lo que encima le llamaba egoísta a él, ahora parece que le sobra. Bueno, en realidad no le sobra, porque se lo dedica por entero a su nuevo amor. 
Como podéis ver por mi forma de expresarme, siento rabia, y ahí es donde chocan mis sentimientos con mi cabeza.

Tan sólo es mi amiga y se supone que es libre de hacer o deshacer a su antojo con su vida. Se supone que yo debería entenderla y estar feliz porque ha encontrado a alguien que por ahora le hace feliz. Se supone que yo debería ser lo suficientemente adulta como para saber echarme a un lado y esperar que se le pase el enchochamiento y vuelva. Pero no.

Antes, ella venía a mi casa sin avisar. Allí se presentaban ella y su descendencia y si te pillaban en bragas, pues te jodías porque ellos venían por derecho propio. Si te apetecía estar tirada en el sillón viendo la tele mientras haces mimos a tu chochete (a los dos jijiji) pues también te jodes, porque sabes cuando vienen, pero no cuándo se van, y claro, como tienes más educación que ella, pues no le sueltas la frase aquella de "nena, vamos a cenar que esta gente se querrá marchar" de pura coña. Al final, se te quedan a cenar porque aunque insiste en no querer, no se va ni con agua caliente, y además te lía y terminan auto invitándose a merendar el domingo. 

En definitiva, que mientras todo está bien, de puta madre, pero cuando todo está mejor, pues ya no nos acordamos de nuestra amiga ni de nada. 
¿Qué ocurre con mis problemas entre cabeza y corazón? pues fácil, que según mi psicóloga yo debería intentar evitar sentir angustia y si la siento, pues hablar con la persona, solucionarlo y a otra cosa mariposa. Cojonudo!!!! y ¿qué haces cuando no te contestan a los mensajes? les llamas, ¿verdad? ¿y si tampoco te cogen el teléfono? pues ya te da el fafarto en el patatón y a tomar por culo la bicicleta!!!!!

Me parto el culo cuando la gente, esa gente tan equilibradísima, te dicen que pidas ayuda, que tú sólo no puedes, que delegues, y cuando delegas, o cuando pides ayuda, ostión! ¿Y ahora qué, listillos? ¿cuál es vuestro consejo? que tendré que tirar sola, ¿verdad? porque esa gente a la que pides ayuda puede decidir no dártela, ¿verdad? pues eso, que para pasar por el trago de rebajarme, de hacer un ejercicio de humillación y pedir ayuda para que luego encima un gilipollas decida que su tiempo es demasiado importante para compartirlo conmigo, pues como que no.

Así que nada, que una vez soltados los sapos y las culebras, esto venía a que algunas cosas de la terapia no terminan de convencerme y no me veo capaz de hacerlas. Que puedo darle un giro al pensamiento y autoconvencerme de que nadie está obligado a hacer nada por nadie. Que cuando ella me pida ayuda, yo también tengo la opción de negársela, que tengo otros amigos y que también puedo pedirles a ellos ayuda y que esto es una etapa. Pero mira, no. Sigo teniendo ganas de decirla que me siento dolida y abandonada por ella. Que su forma de actuar me ha parecido egoísta y aprovechar para decirla que la próxima vez que venga a mi casa sin avisar, no le abriré la puerta. 
¿Creéis que ella lo entenderá de forma madura, reflexionará y me dirá que lo siente y que intentará prestarme más atención? Pues no lo sé, y como la psicóloga no me deja ponerle pilas a la bola de cristal, lo comprobaré por mis propios medios y cuando la vea, hablaré con ella y si me apetece, pues os contaré cómo terminó la peli. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

En las tablas

Después de una tarde entera ensayando, es hora de irse a casa. En el teatro tan sólo quedan el director y la primera actriz terminando de recoger los decorados.
Las luces se van apagando hasta quedar tan solo la tenue luz del apuntador.
- Sergio, en la escena del beso no me ha quedado claro si ella debe acercarse a él con rencor o con altivez.
- María, lo hemos ensayado mil veces ya. Estoy agotado, esta es la última vez. Te lo mostraré...

Él entra por el foro hasta situarse en el centro del escenario, ella, oculta tras las bambalinas, intenta meterse en el papel de Laura, personaje más parecido a ella misma de lo que le gustaría admitir:
- Hola Luis. ¿Cuál es la excusa esta vez? ¿una sudadera olvidada? ¿pasabas por aquí?
- No, Laura, esta vez he venido a caso hecho.-¿Ves?- decía Sergio- Entonces él se tiene que acercar a ella de forma sensual, para que note su deseo sin llegar a tocarla. Venga! ahora al revés, tú serás Luis y yo, Laura.

No iba a costarle demasiado meterse en el papel, puesto que aunque intentaba luchar contra sus sentimientos, se sentía atraída por el director. 
Volvió sobre sus pasos y tras respirar profundamente, al girarse ya se había convertido en Luis.
Según se iba acercando a él, el corazón cada vez le latía más rápido. Las piernas le temblaban.
Su mirada subió por sus torneadas piernas, bajo los pantalones podían adivinarse sus músculos. Cómo le gustaría poder meter sus manos por la camiseta y dibujar con el dedo sus abdominales. 
Ella podía notar como su estómago se tensaba al imaginar su lengua recorriendo el contorno de su torso, el sabor salado de su pecho sudoroso. Seguro que si le pasaba una uña por la columna vertebral, echaría la cabeza hacia atrás facilitándole el camino para llegar hasta su cuello. 

Según decía su papel, Luis debía tirar firme pero suavemente, del pelo de Laura mientras agarraba sus muñecas a la espalda. Ella, comenzó a subir la mano por su cuello, giró hacia el pómulo pasando por encima de sus ojos, empujó la frente hacia atrás, sorprendiéndole. 
En aquellas décimas de segundo de perplejidad por parte de Sergio, ella le agarró con la mano libre por la mandíbula y comenzó a besarle ardientemente para que él no quisiera apartar su boca de ella. En aquel beso volcó los 4 meses de miércoles ensayando, el año que llevaba sin que un hombre la tocara, las mil fantasías que vivía mientras se masturbaba cada noche pensando en él...
Cuando María se alejó unos milímetros de su boca para coger aire, Sergio consiguió zafarse del cepo que realizaban las manos de ella sobre su cara y con un fuerte tirón consiguió arrancarle todos los botones de la camisa. 

Mientras disfrutaban de sus cuerpos calientes con furia, María tan sólo podía escuchar en su cabeza "thanks God is wednesday"