Lo que más me gusta de las personas es su sonrisa. Pero mi preferida es la tuya.
Me vuelvo loca cuando mientras hablas, miro esa magnífica boca imaginando de lo que sería capaz si consiguiera que me besara.
Me vuelve loca la forma de anunciar que tu siguiente frase estará cargada de ironía cuando pasas la lengua por tus labios. Tan sólo yo me sonrío antes de que hables ya que soy la única que conoce cada gesto tuyo.
La sonrisa que más me gusta del mundo es la tuya, porque consigue iluminar tu cara entera, entornas los ojos, tus hombros se relajan y me permite disfrutar de esa dentadura tan sensualmente descolocada.
Por eso, cuando viniste a verme y comenzaste a hablarme, yo no escuché lo que decías, mi mente vagaba por el mundo de la fantasía y el deseo. Por eso no vi la pistola, porque estaba imaginando tu lengua recorriendo mi cuerpo.
Y por eso te perdono, por eso no me importó morir a manos tuyas, porque mientras me disparabas, sonreías, y yo nunca deseé morir de otra forma.
Balas con gusto no duelen... o si?
ResponderEliminarNo, no duelen, sólo pican un poquito, JL
EliminarChulísimo...y muy romántico.
ResponderEliminarHala! gracias, Martina
EliminarPoético sin duda! Buenas de nuevo.
ResponderEliminarSandler! por fin se te ve el flequillo!
EliminarMe alegro mucho de tu vuelta. Y gracias por el cumplido
Estoy perdiendo el flequillo!
Eliminarjijiji pues yo últimamente encuentro a los calvos muy muy atractivos....
EliminarPues sí.
ResponderEliminarVerdad que sí, Chisme?
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