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Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. Irving Yalom


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jueves, 19 de noviembre de 2015

Spinning

Mientras mi entrenador grita arengas para que vaya más rápido y más fuerte, yo tan sólo puedo pensar en que hoy le queda especialmente bien esa camiseta blanca.
Sin darme cuenta, he aumentado la velocidad y empiezo a sentir mi corazón latir más rápido. El calor cada segundo es más sofocante, pronto empezaré a sudar. 
Me pongo en pie en la bici, mis brazos se tensan y soy más consciente de mi propio cuerpo: del sillín rozando mi culo, de la música que me insta a esforzarme más...
Me miro al espejo y veo mi reflejo subiendo y bajando en la bici mientras el entrenador me ordena que aguante arriba. 
Un pequeño escalofrío recorre mi espalda y en respuesta, una gota de sudor comienza a bajar por la cabeza hasta mi nuca. Sentir esa primera gota recorrer mi cuero siempre me excita. 
Mientras el entrenador nos da permiso para sentarnos de nuevo en la bici, el roce del sillín en mi sexo me provoca un ligero gemido. 

Este será tan sólo el principio.

Las órdenes del entrenador, la música, el calor, el sudor humedeciendo mi cuerpo y mi corazón latiendo cada vez más rápido, suelen hacer estas clases muy placenteras. 

Con la siguiente canción el ritmo sube porque toca hacer un sprint. Debería concentrarme más en el ejercicio pero la camiseta cada vez más mojada del entrenador pegándose a su perfectamente esculpido torso, no me permiten pensar, tan sólo sentir, tan sólo siento el roce fortuito de mi sexo con el sillín. Otro sprint. Más corto e intenso. Ahora en pie. Más rápido. Más fuerte. Mis latidos se desbocan. Me falta el aire. Jadeo. Cuando creo que estoy al límite de mis fuerzas, suena el último acorde de la canción y pedo sentarme.

Las piernas casi no me responden, los brazos parecen haber perdido sus fuerzas y un calor extraño invade mi cuerpo haciendo el recorrido que hizo aquella primera gota de sudor. 

Como si de la última exhalación se tratara, mi garganta emitió un gemido, mi cuerpo se sacudió en un estremecimiento y sonó la última nota de la última canción.

2 comentarios:

  1. Brutal... pásame los datos de tu gym, yo también quiero spinning orgásmico!

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  2. Yo he dejado el gimnasio. Las clases de spinning me molaban. Aunque tenía profesor también estaba la "alumna aventajada" que cuando subía y ponía su culo respingón a la altura de mis ojos animaba la clase un montón. Tú... ¿a quién tienes detrás?

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