No estaba bajo ningún hechizo de magia, pero por alguna razón cuando el sol se escondía y la luna iluminaba las calles, ella cambiaba su apariencia.
De día, era una mujer fría, calculadora, ambiciosa. Era capaz de vender su alma por conseguir un cliente. Su voz se volvía sexual cuando hablaba con ellos, y cómplice al hablar con ellas. Conseguía que su jefe comiera de la palma de su mano con tan sólo un gesto.
Se vanagloriaba de no necesitar a nadie a su lado. Eran cargas, piedras estúpidas que lastraban su libertad.Tan sólo se permitía depender de su hipoteca y de una copita de rioja al llegar a casa.
Era el tipo de mujer que ellos querrían meter en su cama y que ellas soñaban con llegar a ser algún día.
Era Mr. Hyde.
Al llegar la noche y entrar en casa, se desprendía de su "uniforme" y se desmaquillaba arrastrando cualquier rastro de la máscara que la protegía de día. Entonces la poseía su alter ego, su Dr. Jekyll.
Un ser absolutamente dependiente, frágil y soñador.
Si la vieran entonces los tiburones entre los que nadaba de día, seguro que nadie pelearía por colarse en su cama ni ellas querrían meterse en su piel.
Al refugiarse entre sus sábanas, tan sólo un pensamiento ocupaba su mente, un sueño que se repetía noche tras noche: Encontrar a aquella persona que rompiera el hechizo. Esa persona que consiguiera dominar su fiera diurna y abrazar al cordero nocturno.
Cualquier día aparecería, y ya no sería necesario gastar todas sus energías en luchar cada día.
Al fin la personalidad dominante expulsaría al monstruo.
Y entonces la invadía el miedo, la duda, el vértigo.....¿cuál de las dos era el monstruo?.
Bueno! me ha gustado. Interesante reflexión!
ResponderEliminarYiha!!!! graciaaaas! tantos piropos, terminaré por creérmelo y bajaré el nivel! critica más, lo echo de menos
EliminarLa última frase es gloriosa! Estaba pensando en eso mismo cuando la leí...
ResponderEliminaryuhuuuu!!!!! gracias!
EliminarYa sabes que últimamente no sé terminar las historias, así que me alegro mucho de que os gusten mis finales, porque os aseguro que son como partos!
Ni que yo fuera Dan Brown!!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA mí me ha gustado mucho también :) Perdona la parquedad pero ando exprimida con la semana santa, con la de gente que se muere en el mundo y la que se lió con este señor...
ResponderEliminarjejejeje cabronceta....que vienes a mi casa a buscarme las vueltas....
EliminarPuedo recomendarte un post mío?
Cuando puedas, mariexter, léete esto:
http://4marisyundestino.blogspot.com.es/2011/04/no-lo-entiendo.html
Qué bueno!!! Yo a veces me siento con doble personalidad: la que ve el resto del mundo y la que sólo es de JC.
ResponderEliminarY me pasa como a ti con los finales: me cuestan una barbaridad. Aunque no tanto como los títulos :-)
Besos, preciosa!!!
bah! lo de los títulos es fácil, la última de los caes te ha quedao que ni pintada! jajajajajaja
EliminarGracias, so guapa!
Fíjate lo que pueden esconder las dependientas del Corte Inglés ;P
ResponderEliminarSon unas guarrillas. Pensé que nadie pillaría la esencia del relato, pero tú sí, Doctora, tú siempre la pillas.
EliminarEl final te ha quedado redondo, guapísima. Me he sentido muy identificada con tu protagonista. Una sugerencia: ¿no serán el monstruo las dos?
ResponderEliminarBesitos.
mmmm...qué buena reflexión, marijana!
EliminarProbablemente las dos sean un monstruo, efectivamente.
Un buen final viste mucho al relato.
ResponderEliminar¿No deberían ser Dra. Jekyll y Mrs. Hyde?
Lo pensé, pero al cesar lo que es del cesar, si era el doctor jekyll, pues será el doctor jekyll, nada de doctora. Me alegra mucho verte por aquí.
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