Sí, Maris, los agujeros negros son tan reales como que hay vida en otro planeta. Y no estoy hablando de agujeros negros como el del triángulo de las bermudas, ni de otro planeta como pueda ser el cerebro masculino. No. Estoy hablando de agujeros negros reales. Tranquilas, tengo algunos ejemplos:
El de la lavadora.
Metes la colada y cuando la sacas para tenderla, siempre falta algún calcetín.
En los bolsillos.
Metes el dinero, te vas de rebajas, y cuando te quieres dar cuenta, el dinero no está.
Los de mi cerebro.
Esto tiene parte buena y parte mala. La buena es que me olvido de todo, lo bueno y lo malo. La mala, es que me olvido de las cosas sin ningún tipo de criterio. Lo que quiero recordar es absorbido por el vórtice, y lo que quiero olvidar se pasea por toooodos los órganos de mi cuerpo (véase higadillos, estómago, "estentinos" como decía mi yaya) y devuelto al corazón con todas las impurezas que ha ido recogiendo a su paso por mi cuerpo serrano.
De todas formas, no está tan mal estar gagá.
Me imagino a mí misma con 50 y tantos ó 60, pre-jubilada (si los señores del gobierno me lo admiten, porque a este paso tendremos que trabajar hasta los 70 y haber cotizado 50 años a la seguridad social), en el jardincito de la residencia sentada en una silla al solecito, con la baba colgando por un ladito, y recordando el último viaje a Benidorm y sin hacer caso a esas personas que han venido a verme y dicen que me conocen.... Porque para eso te jubilas, ¿no? para disfrutar de la vida
La Maripili
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