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Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. Irving Yalom


La esperanza es desear que algo suceda,
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martes, 18 de enero de 2011

Nos vamos de excursión a la pelu

Sí, ya sé que me quejo por todo y que nunca tengo tiempo de hacer nada, aunque siempre estoy haciendo cosas y siempre hay otras que me quedan pendientes por hacer (paradojas de la vida), pero es que lo de ir a la pelu, realmente es una excursión de las de tortilla y jamón.
Primero tengo que encontrar una tarde que mi madre se pueda quedar con la peque. Que coincida que esa tarde, mi amiga la peluquera (Srta. Llongueras desde ahora) tenga hueco. Y cuando ya todo está cuadrado y llega el día D a la hora H, necesito que los pedidos lleguen a su hora, porque si los pedidos llegan tarde, en lugar de salir a mi hora del currelo, tengo que quedarme más rato, por lo que salgo tarde y ya no llego a la pelu.
Por eso, sólo voy a la pelu cada 2,3 ó 4 meses, y cada vez que voy, me llevo la bronca de la Srta. Llongueras, pero es que no puedo con mi vida!!!!!!
El remate de todo esto es que en el barrio donde está la pelu, es toda zona azul y tienes que ir a renovar el papelito cada hora. No hace falta que os imaginéis la situación, yo os la cuento....
El caso es que la última vez que conseguí que los planetas se alinearan a mi favor, allá por Octubre....me tiñeron, me cortaron y me cambiaron el look, un completo, vamos!.
Por suerte encontré aparcamiento cerca de la pelu, con la idea de que a la hora pudiera darle el dinerito a la ayudante de la Srta. Llongueras, para que me renovara el estacionamiento regulado por otra hora más, y no tuviera que irse muy lejos para hacerlo.
Cuál es mi sorpresa, cuando a la hora en punto, le doy el dinerito a la susodicha, y ella, muy resuelta, me dice que no sabe hacer eso de renovar papelitos....sorprendente, ya que es inmigrante....(ji ji ji, pero que mordaz puedo llegar a ser....). El caso es que decido ir yo, ya que aún se me podía mirar, lo único que me habían hecho era cortarme y teñirme la parte de abajo del pelo, aún no tenía las mechas.
Pero la Srta. Llongueras rompió la magia del momento diciéndome que no podía salir a la calle porque se me oxidaría el tinte puesto y el que estaba ya preparado en la palanganita....Así que, resignada, volví a sentarme en el sillón.
Media hora después (y temiéndome una multa) era auténticamente un receptor de señales extraterrestres, con el pelo lleno de papeles de plata. Y con esas pintas me puse mi abrigo, me subí la capucha y fui al coche.
Efectivamente, en el limpia parabrisas tenía una "recetita" recién puesta. Por suerte (si es que cabe esa variable en esta ecuación) el controlador estaba cerca, y me fui a por él.
Era un tío curtido, porque si yo fuera él y viera acercarse a una mujer con el pelo lleno de papeles de plata (porque la capucha se me había caído) y llamándome a gritos, lo más seguro es que habría salido corriendo. Pero él no. Aguantó estoicamente hasta que llegué a su altura a pedirle que se apiadara de mi alma. Pero, según él, eso no era posible, la multa ya estaba emitida y no se podía anular a no ser que fuera yo al parquímetro a anularla con los 3 euritos que cuesta. Y allá que me fui. Pero era la primera vez que me ocurría algo así, y tuve que volver a pedirle ayuda.
Os juro que en ocasiones, siento que mis 36 se convierten en 86 porque mis neuronas van leeentaaaas.....
Finalmente, y con ayuda del controlador, anulé la multa y volví a la pelu.
Aún hoy, cuando me planteo la idea de que tengo que volver a que me tiñan y corten, y en la quietud de la noche, oigo las risas del controlador y voces que me llegan como de otro planeta, que me avisan de que vienen en son de paz, no a apoderarse del mundo.....

La Maripili

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