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Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. Irving Yalom


La esperanza es desear que algo suceda,
la Fé es creer que va a suceder,
y la valentía es hacer que suceda.

lunes, 20 de diciembre de 2010

fantasías o realidades.

Es sábado noche. Te has despertado de la siesta y un gusanillo en la tripa te dice que esta noche saldrás. Comienzas a prepararte. La parte fácil es la ducha, lo difícil es elegir qué te pondrás.
Después de untarte bien de crema y comprobar que no hay ningún pelo visible, abres el armario con la esperanza de que un duendecillo haya metido dentro un vestido maravilloso que te siente como un guante. Pero no. Sigue habiendo la misma ropa que ayer y que esta mañana.
Comienzas a maldecir y a crear combinaciones de ropa para ver cuál te gusta más o con cuál te sientes más cómoda. Al final, y como siempre, camiseta y vaqueros.
Maquillaje, ese gran desconocido!. El antiojeras ya no es capaz de borrar las ojeras ni de atenuar las bolsas. El maquillaje siempre queda a ronchones y, como no estás acostumbrada, en cuanto te pintas un poco el ojo ya te pareces a una puerta. Pero no lo toques!!! en el momento que intentes retocar la raya o borrar un pegotazo de rimel, la has cagado! porque te quedará una manchurrona negra y un ojo distinto del otro. Así que, prefieres no mirarte más en el espejo e intentar arreglar un poco el pelo, que hace ya tanto rato que te has duchado que está casi seco y se ha quedado de punta!.
¿Tacón o plano? al final te decides por tacón aunque sabes que volverás a casa sin poder andar, pero antes muerta que sencilla, ¿no?.
Revisas pendientes, reloj, móvil, dinerito y demás accesorios y sales a la jungla. (no nos olvidemos del rápido vistazo en el espejo del ascensor)
Así que, enfilas la calle. ¿Cuál es la mejor manera de saber si estás guapa? camino del metro, fíjate en las personas con las que te cruzas, si las miras y te devuelven la mirada: conseguido!, sino, esa noche no triunfarás.
Pero a ti, hoy, te devuelven la mirada, te la aguantan y ¡hasta se vuelven!
Llegas al garito. Y después de coger un buen sitio y una copa, empiezas a sentir la música. Ese chavalito de ahí enfrente no está mal....
Cuando te quieres dar cuenta, estás bailando todas las canciones, incuso empiezas ha hacer el tonto con alguna de tus amigas. Y ese chavalito hace un buen rato que no te quita el ojo de encima...
Decides ir a por otra copa, esta canción tampoco te gusta tanto.
A la vuelta, y absolutamente desprotegida y sin amigas a tu alrededor, el chavalito te sale al paso. Te coge la copa y se la da a un amigo y cuando estás empezando a protestar, te coge la mano y la cintura y empieza a bailar contigo. Te dejas llevar. No baila tan mal y decides darle una oportunidad y le enseñas de lo que eres capaz cuando se trata de mover las caderas.
Él consigue seguirte el ritmo.
Vuestros cuerpos se juntan y se separan. Las piernas se entrelazan y su mano no abandona tu cintura. La canción va terminando. Una última vuelta y llega el final.
Él aprieta su cuerpo contra el tuyo y su mano que aún seguía en tu cintura, sube unos centímetros por tu espalda. Coloca, con delicadeza, tu brazo alrededor de su cuello y pasa su dedo índice por tu mejilla acabando en un dibujo perfecto por el contorno de tu boca.
Tuerce el cuello y te susurra algo al oído. Tu cuerpo se agita y todo el vello lo tienes de punta.
Cuando por fin vuestras bocas se juntan, cierras los ojos y todo tu cuerpo siente como sus labios se cierran sobre los tuyos en un romántico beso exento de sexualidad pero lleno de sensualidad.
Cuando abres los ojos, él ya no está. Pero el sabor de su boca aún continúa en la tuya.
Vuelves con tus amigas y sigues bailando.

Cuando vuelves a casa absolutamente muerta y sin poder coordinar los pasos, metes la mano en tu bolsillo y tocas algo puntiagudo. Es su tarjeta con su número.

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