Nuestros Fans

Detesto a los que me privan de la soledad y sin embargo no me hacen compañía. Irving Yalom


La esperanza es desear que algo suceda,
la Fé es creer que va a suceder,
y la valentía es hacer que suceda.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Re: nuestra generación

Pues mira, marijuli, en parte tienes razón, nuestra infancia fue jodida.
Me gustaría incluir en esos dibujos de cuando eramos pequeños a Banner y Flappi y al osito misha.
Banner y Flapi eran dos ardillas que no dejaban de sufrir en cada capítulo y el osito misha, otro tanto. Tenía un amigo indio, con el que era feliz, pero con el que no paraba de tener problemas.
Por aquella época, también sufríamos de amor con Juana y Sergio, aunque yo descubrí que de mayor quería jugar al voleibol. Más tarde descubrí que te destrozas las manos cuando le pegas al balón.
Pero todo eso no era nada comparado con bajar a la calle.
No existían maquinitas ni chorradas de esas, sólo había una nancy, una barbie y una darling (que era la que a mí me molaba) y si tenías suerte y habías estudiado durante el curso, a lo mejor te caía algo de la carta a los reyes magos. Si no habías estudiado, ese año caía carbón, calcetines y bragas de ganchillo que eran incomodísimas. Y dinero. En aquella época no tenías ni idea de qué se podía hacer con dinero, pero tú sonreías y le dabas un beso a tu tía o a tu abuela de una forma muy educada.
El caso (que me disperso) es que cuando bajabas a la calle tenías que jugar con tu imaginación y tu cuerpo. A la goma, al rescate, al pañuelo, a la cuerda....y también al churro-mediamanga-mangaentera, a las melés de rugby, con la bici heredada de tu hermana o tu prima con la que dificilmente llegabas a los pedales, a las chapas y al beisbol.
Luego estaban los retos: quién se tiraba desde más alto y llegaba más lejos tirándose en marcha del columpio, quién se tiraba desde más alto del elefante, quién hacía el puente (o algo parecido) en la media luna de hierro, quién daba más vueltas como un pollo asado en las paralelas....
De aquellos juegos yo tengo como recuerdo un dolor continuo en la espalda, millones de esguinces tanto de muñeca como de tobillo, un diente roto, la típica brecha bajo la barbilla e innumerables cicatrices y marcas por todo el cuerpo.
Así que, te quedabas en casa viendo los dibujos y llorabas, bajabas a la calle y terminabas llorando.....
Y al fin del día venía el fin de fiesta:
Como no había relojes hasta que no hicieras la comunión (que por aquella época la hacíamos el 99% de los niños y los raros eran los que no la hacían), la única forma de saber qué hora era, era preguntarle a un señor que pasara por allí, o mirando al sol, como cocodrilo dundee.
Cuando ibas a bajar le preguntabas a tu madre que a qué hora subías y ella te decía "cuando empiece a anochecer". Respuesta vaga donde las haya! y al final, siempre robando minutos al ocaso, salía tu madre a la ventana y se oía en todo el barrio: "Maripiliiiiiiiiiii paaa casaaaaaa que ya es horaaaa!!!!!" y te volvía a tocar llorar, pero subías.

De una cosa sí estoy segura, nuestra infancia fue mucho mejor que la de los niños de ahora, y los dibujos animados eran muchísimo mejores que los de ahora (quitando a Phineas y Ferb, que ya sabéis que soy su mayor fan).

La Maripili

3 comentarios:

  1. Pues yo soy un poquito más vieja (el 2 de septiembre cumplo 46, podéis ir tomando nota) y recuerdo el primer culebrón por la radio: Lucecita. Ahí madres, hijas y espíritus santos nos pillamos locamente: yo jugaba a Lucecita, Gustavo y el perro Currito, todavía me acuerdo. Y años después vi un par de días Cristal, me extrañé, le dije a mi cuñá: oye, esto es casi igual que Lucecita, qué raro... y al ver los títulos de crédito, ¡tachán!: la autora era Delia Fiallo, maris, la mismita, que con una idea hizo el agosto para toda su vida.
    Ay, me habéis devuelto a mi infancia, te juro que hasta he telefoneado a mi ex-cuñada (ya es ex) para recordar aquellos días... qué buen rato.
    Mil besitos, sigo leyendo como ves.

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  2. Eres la caña, Jana! toma pareado!
    Que triste era nuestro blog al principio, a que sí? jajajaja
    Me alegro de haberte llevado a una mejor época, y ahora que no nos oye nadie, me alegro muchísimo más de conseguir sacarte sonrisas. Yo he tenido que congelar tu blog porque en el curro tengo mucho trabajo, pero en cuanto me ponga al día, seguiré con él, de hecho, no sé ni si has actualizado....me cago en los espárragos!!!!!!!
    Yo ví cristal! y abigail! luego, otra de una gitana de un circo o algo así, y ya, dejé los culebrones, hasta El super y Betty la fea...ahora las llaman series de humor, pero sigo enganchadísima! una de mis preferidas es Los quién, que salen un montón de objetos de cuando yo era pequeña, no como en Cuéntame!
    Joé! que carrete tengo....y que peligro con un teclado! qué buena idea estudiar secretariado y que me enseñaran el "método ciego", para que luego digan que los estudios no sirven! jajaja

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  3. Ay, me voy a enrollar otra vez, soy horrible: yo ahora estoy enviciada en Bones, Mentes Criminales y Sexo en Nueva York. Y antes las Chicas Gilmore, esa serie me marcaba porque me recordaba mucho a mi relación con mi bebé (ya tiene 19 pero es mi bebé gatito y lo será siempre).
    Y en cuanto al método ciego... mi madre me obligó a aprenderlo a los 10 años, para que no saliera a jugar por las mañanas que eso no estaba bien visto en el 75. Y me alegro un montón, así ahora te puedo comer el coco rápidamente, ja, ja.
    Oye, Betty la fea la vi yo también, me hacía ilusión, pero es que se alargan taaaaaanto que aunque te pierdas dos semanas no pasa nada, no puedo ya con los culebrones. Los Quién no lo he visto nunca, Cuéntame me enganchó cuando el nene de la casa se lió con la vecina madurita, era muy emocionante.
    Besitos, Maripili, y no gracias por pasarte por mi blog ¡has sido la seguidora nº 50! Claro que hay seguidores que no vienen nunca más, un día haré una entrada sobre eso, la gente está loca (nosotras no, que somos de otra generación, xD)

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